Alejandro Sanz, al cantar “Cuando nadie me ve”, cuenta todo lo que ocurre en su interior cuando está en soledad e intimidad. Todo lo que él siente cuando su amada ni siquiera está al tanto de él y siente que puede ser sí mismo. Tal vez seas alguien que necesita momentos de soledad para poder bajar las revoluciones, encontrarte con vos mismo y poder ser quien realmente sos.
En el libro de Números, entre los capítulos veintidós y veinticuatro, cuenta la historia del profeta Balaam y de cómo éste es instigado por el rey de Moab llamado Balac a maldecir a Israel en el desierto. Israel peregrinaba desde Egipto a la tierra de la promesa y en este punto del viaje, habiéndo formado el campamento, descansaba en el desierto. No tenían ninguna sospecha que había una campaña en marcha para maldecirles y destruirles, no se imaginaban que en la cima del cañón que los envolvía en el desierto, un rey conspiraba junto a un profeta contra ellos.
"Balac mandó a decirle: «Hay un pueblo que salió de Egipto, y que ahora cubre toda la tierra y ha venido a asentarse cerca de mí. 6 Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Tal vez así pueda yo vencerlos y echarlos fuera del país. Yo sé que a quien tú bendices queda bendito y a quien tú maldices queda maldito». Números 22: 5-6
En nuestro caminar diario, a cada momento del día, existen pruebas, peligros, amenazas y ataques. Planes que vienen a querer destruirnos, y tal como el pueblo de Israel en esa historia, estamos desinformados, desapercibidos, sin enterarnos de lo que ocurre en las alturas. A menudo no tomamos conciencia de toda la dedicación que el infierno pone en destruirnos, planes de los cuales somos librados, sin siquiera saberlo. Es que mientras estamos aquí, en el llano, viviendo nuestras vidas, en los lugares espirituales, el diablo (tal como el rey de Moab) insta a Dios a que nos condene, a que nos maldiga y lo hace acusándonos por todos nuestros errores. Por nuestro pasado, por nuestras debilidades actuales. Busca enviarte tentaciones, alimentar tus debilidades, hacerte caer de alguna manera, para luego seguir acusándote.
Pero qué maravilloso es saber que mientras el rey de Moab intentaba maldecir a Israel desde la cima del monte, Dios detenía esa maldición y proclamaba BENDICIÓN sobre un pueblo que no sabía lo que estaba ocurriendo.
Durante tres intentos, el rey de Moab quiso que el profeta maldijera a Israel y en las tres oportunidades Dios le habló al profeta y le ordenó bendecir al pueblo que desprevenido descansaba en el desierto. De la misma manera, a cada acusación del diablo, Dios responde bendición, gracias a la sangre de Jesús derramada de una vez y para siempre (y desde siempre) sobre nosotros, justificándonos.
Primer Intento.
«De Aram, de las montañas de Oriente, me trajo Balac, el rey de Moab. “Ven —me dijo—, maldice por mí a Jacob; ven, deséale el mal a Israel”. Números 23:7
Y Dios respondió:
Pero ¿cómo podré maldecir a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo podré desearle el mal a quien el Señor no se lo desea? 9 Desde la cima de las peñas lo veo; desde las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones. 10 ¿Quién puede calcular la descendencia de Jacob, tan numerosa como el polvo, o contar siquiera la cuarta parte de Israel? ¡Sea mi muerte como la del justo! ¡Sea mi fin semejante al suyo!». Números 23: 8-10.
Segundo Intento.
pero nuevamente Dios dirá a través del profeta:
“Se me ha ordenado bendecir y, si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa.” Números 23:20
Tercer y último intento, definitivamente queda claro:
“»¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob! ¡Qué bello es tu campamento, Israel! 6 Son como arroyos que se ensanchan, como jardines a la orilla del río, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas. 7 Sus cántaros rebosan de agua; su semilla goza de agua abundante. Su rey es más grande que Agag; su reinado se engrandece. 8» Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. Israel devora a las naciones hostiles y les parte los huesos; ¡las atraviesa con sus flechas! 9 Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a molestarlo? ¡Benditos sean los que te bendigan! ¡Malditos sean los que te maldigan!»” “Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel. El Señor su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como rey. 22 Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. 23 Contra Jacob no hay brujería que valga, ni valen las hechicerías contra Israel. De Jacob y de Israel se dirá: “¡Miren lo que Dios ha hecho!” Números 24: 5-9
Y aquí estamos, viviendo, comiendo, trabajando, cantando, llorando, riendo, durmiendo. No viendo a Dios en gran parte del día, no pensando en él y quizás hasta un poco “fríos”.
Y allá está Dios, siendo no visto, pasando desapercibido para nosotros, pero constantemente bendiciéndonos, protegiéndonos y amándonos, sin que nadie lo vea.
¿Y qué es que lo Dios siente “cuando nadie lo ve”? ¿Qué hay en su corazón para un pueblo que ni enterado estaba en ese momento que su eterno enamorado lo observaba?
Amor, por lo que su Hijo hizo y por los que aman a su Hijo.
Devoción, por la obra de su Hijo, y por aquellos en los que su Hijo trabaja.
Bendición, para los que se abrazaron a su Hijo y le buscan.
¿Sabías que ahora mismo, Dios mismo te está mirando enamorado?
Recuerda siempre
Dios te bendice porque te ama, no porque se lo pidas.
Aún cuando no piensas en Él, Dios te está librando, amando, cuidando y diciéndote poemas.
Dios no mira tu pecado y piensa que sos un león y que te vas a levantar del problema que estás viviendo con las fuerzas de un búfalo.
Dios va a bendecir a los que te bendigan y te va a defender de los que te maldigan.